Simon, fundando sobre una roca que no es Pedro - 6

-TRADUCIDO Y EDITADO de The Interpreter Foundation, sujeto a revisiones y/o actualizaciones posteriores.

FUNDADO SOBRE UNA ROCA: implicaciones doctrinales y de templo del apellidamiento de Pedro.




-SEXTO CAPITULO

Las “Llaves del Reino” : Las Llaves y el Poder del Sacerdocio como Aspectos de la “Roca de fondo” Eterna.

El apellidamiento de Pedro fue una importante parte de su entrenamiento para liderar en el sacerdocio.

Pedro debía llegar a ser el modelo para todo el futuro liderazgo apostólico y del sacerdocio en general.

Hebreos 7:24 describe la autoridad de Cristo como un “sacerdocio inmutable“, basándose en Salmos 110, un salmo real o de entronización en el cual el rey Davídico recibe el sacerdocio de Melquisedec “eternamente” con un “juramento y convenio”.
Isaías habla similarmente de la investidura de la autoridad política y del sacerdocio del rey Davídico sobre Eliaquim, hijo de Hilcías, siervo de Ezequías, por lo visto el tesorero real:
21
y LO VESTIRÉ CON TUS VESTIDURAS, Y LE FORTALECERÉ CON TU CINTURÓN y ENTREGARÉ EN SUS MANOS TU AUTORIDAD; y él será un padre para el morador de Jerusalén y para la casa de Judá.
22
y PONDRÉ LA LLAVE DE LA CASA DE DAVID SOBRE SU HOMBRO; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.
23
y LO CLAVARÉ COMO UN CLAVO EN UN LUGAR SEGURO [ûtĕqaʿtîw yātēd bĕmāqôm neʾĕmān], y será un trono de honra para la casa de su padre. (Isaías 22:21-23, énfasis añadido)
Similar a la investidura de Eliaquim por parte del Señor, Jesús invistió a Pedro con su (de Jesús) propia autoridad real/sacerdotal (la autoridad del sacerdocio de Melquisedec).

Luego de los eventos detallados en Mateo capítulos 16, 17 y 28, Pedro está completamente autorizado para actuar en ausencia del Salvador (vea abajo).

Después de la resurrección de Jesús, Pedro continúo fielmente en su rol u oficio de sustituto hasta que él mismo, según parece como el Salvador, fue “clava[do]…como un clavo en un lugar seguro”. Incluso después de su muerte, en el mundo de los espíritus y después de su resurrección, Pedro prosiguió a actuar bajo este oficio en la edificación de la iglesia como una “casa firme” contra la cual “las puertas del infierno no pueden prevalecer”, cumpliendo así la profecía de Isaías de que Sion eventualmente llegaría a ser una “tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas [yĕtēdōtâw = “sus clavos”] ni ninguna de sus cuerdas será rota.”

Como se remarco arriba, Isaías alude a la “completa anulación” (“expiación”) por parte del Señor, del “pacto” de Israel con sus archienemigos “Muerte” e “Infierno”.
El señor realizo esto al colocar un rey Davídico (el Señor mismo) como “una piedra, piedra probada, preciosa piedra angular, cimiento estable” para el templo de Sion.

El lenguaje de la expiación es lenguaje descriptivo del templo y particularmente el relacionado a su construcción.

Jesús alude al lenguaje de la expiación y del templo que emplea Isaías cuando el traza su autoridad divina a Juan:
“Yo soy el que vive; y estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo LAS LLAVES DEL INFIERNO Y DE LA MUERTE.” (Apocalipsis 1:18, énfasis añadido).

“Estas cosas dice el santo, el verdadero, el que tiene LA LLAVE DE DAVID, EL QUE ABRE Y NINGUNO CIERRA, Y CIERRA Y NINGUNO ABRE” (Apocalipsis 3:7, énfasis añadido).

Tras su resurrección, el Salvador le declaro a Pedro y sus otros discípulos,
“Toda potestad [exousia, autoridad] me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, BAUTIZÁNDOlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:18-19, énfasis añadido).

El bautismo es, entre otras cosas, la resurrección y el rescate simbólicos de las aguas de la Muerte (de los enemigos de Israel Mot y Yamm, o “muerte e infierno, y del diablo”).
El “mar” de bronce (yām) encima de los doce bueyes en el templo de Jerusalén, como en nuestras actuales pilas bautismales del templo, simboliza la derrota de Yamm por parte de Yahveh y la redención de Israel.

Es sobre el fondo de la exousia (autoridad) y poder total de Yahveh (Jesús) sobre “la muerte, el infierno, y el diablo” mediante la expiación (2 Nefi 9:26) que necesitamos entender la promesa de Jesús, que él le otorgaría a Pedro “las llaves del reino” (Mateo 16:18).

Mateo sugiere el cumplimiento de la promesa de Jesús en el Monte de la Transfiguración.
Kent Brown sugiere que la participación de Pedro (junto con Jacobo y Juan) en la transfiguración de Jesús---ellos fueron transfigurados también---fue una “participación de la naturaleza divina”.

Si Jesús, como Yahveh, era la “roca de fondo” de la eternidad, Pedro, Jacobo, y Juan, la futura “Primera Presidencia” de la Iglesia, como Moisés quien otorgo llaves en esta ocasión, habían llegado a ser esa “roca de fondo” al menos por algunos minutos.
Esta “Primera Presidencia”, un modelo sobre la tierra de la Presidencia del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo en el cielo, hubo entonces experimentado lo que Jesús tenía en mente que ellos llegaran a ser así como lo que les estaba autorizando y apoderando en el sacerdocio para que los miembros de su Iglesia eventualmente lleguen a ser (lo mismo).

La atención de Pedro en este momento se vuelve al templo.
Su sugerencia, que construyeran tres “tabernáculos” refleja su comprensión defectuosa del significado y función de los templos (Lucas 9:33).

Pedro testifico que Moisés, Elías, y el Salvador eran “participes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4).

Los templos están en efecto conectados a la “naturaleza divina”, preparando a hombres y mujeres para llegar a ser participes en esto.

En ese monte Pedro recibió las llaves que lo autorizarían o apoderarían para atar o “sellar” las bendiciones de la exaltación a los santos, incluyendo poder eterno en el sacerdocio.

Más aun, es a propósito que Jesús reitero el “nuevo nombre” de Simon, Pedro, en la víspera de su recepción de las llaves del sacerdocio.
Al dispensar estas llaves sobre Pedro, el Señor confirió su propia autoridad, para “abrir, y nadie cerrará”, para “cerrar, y nadie abrirá”; para “atar en la tierra [a fin de que este] atado en el cielo” o para “sellar en la tierra [a fin de que este] sellado en el cielo”.

“Al que venciere, le daré a comer del maná escondido, y le daré una PIEDRECITA BLANCA [psêphos], y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”
Para los entrantes al reino celestial, el Profeta José Smith explico en 1843, este “nuevo nombre es LA PALABRA CLAVE (DyC 130:11, énfasis añadido).

El “nombre nuevo” es una “llave” que abre el camino, como Brigham Young indico, para que los santos pasen “los ángeles que se encuentran como centinelas… y alcancen [su] exaltación eterna pese a la tierra y el infierno”.

La “llave del conocimiento de Dios” es la “llave del conocimiento” o “la plenitud de las escrituras” que desbloquea la exaltación.
En efecto, “el poder de sellar y ligar, y…las llaves del reino…consisten en la llave del conocimiento” (DyC 128:14) que desbloquea cada bendición para los hijos de Dios en ambos lados del velo.

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