El libro de mormón en la arqueología - 1

-TRADUCIDO Y EDITADO de Fair Mormon, sujeto a revisiones y/o actualizaciones posteriores.

LA ARQUEOLOGÍA Y EL LIBRO DE MORMÓN




-PRIMERA PARTE

Es una reclamación común por parte de los críticos el decir que no hay “ninguna evidencia arqueológica” que respalde al libro de mormón.
Y cuando ellos dicen que apoye “directamente”, por lo general quieren decir que ellos buscan una corroboración inequívoca, tal como la presencia del nombre “Nefi” o “Zarahemla” asociado a alguna información arqueológica antigua de América.
Hay bastante evidencia a favor que vincula el libro de mormón a la América antigua.

La arqueología bíblica en comparación a la del libro de mormón.

¿QUE CRITICAS SE HACEN RESPECTO A LA ARQUEOLOGÍA DEL LIBRO DE MORMÓN EN COMPARACIÓN A LA BÍBLICA?

Los críticos intransigentes que aceptan la biblia, reclaman que la biblia ha sido comprobada por la arqueología.

Los críticos sectarios que aceptan la biblia, pero no el libro de mormón, algunas veces reclaman que la biblia ha sido “comprobada” o “confirmada” por la arqueología, e insisten que lo mismo no puede decirse del libro de mormón.

Decir que no hay evidencia arqueológica a favor del libro de mormón es incorrecto.

Reclamar que, a diferencia de la biblia, no existe evidencia a favor del libro de mormón es algo propiciado por suposiciones inocentes y erradas.
Sin evidencia epigráfica del Nuevo mundo (la cual está actualmente muy limitada a épocas posteriores al libro de mormón), somos incapaces de conocer los nombres contemporáneos de las antiguas ciudades y reinos mesoamericanos. Rechazar el libro de mormón mediante el campo de la arqueología es poco perspicaz.
Los hallazgos más recientes son por lo general consistentes con el registro del libro de mormón a pesar de que seamos o no (como por ahora es el caso) capaces de saber el lugar exacto de las ciudades del libro de mormón.

  • ¿Cómo luciría una “vasija nefita”? ¿cómo lucirían las armas “nefitas” o “lamanitas”?
  • Piensen en el Viejo Mundo – ¿cómo diferenciarían las vasijas, casas y basureros cananeos de las vasijas, casas y basureros israelitas? No se puede. Si nosotros no tuviéramos la biblia y otros textos, no tendríamos idea mediante la arqueología de que los israelitas eran monoteístas o de que su religión difería de la de los cananeos, que vivían junto a ellos.
  • Además sabemos muy poco sobre los nombres de las ciudades del nuevo mundo anteriores a la conquista española. Así que, incluso si ya encontramos una ciudad nefita, ¿cómo lo sabríamos? No sabemos cuál era el nombre precolombino de las ciudades (o como pronunciarlos) – así que, incluso si ya hemos encontrado, digamos, “Zarahemla”, ¿cómo lo sabríamos?

¿QUE EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA PUEDE SER CONSIDERADA LA MÍNIMA PRUEBA IRREFUTABLE NECESARIA PARA CONVENCER DE LA AUTENTICIDAD DE LA ESCRITURA NEFITA A UN MUNDO NO CREYENTE?

Para los críticos, cada vez que se halla algo que se correlaciona con el libro de mormón, es un acierto fortuito y lo descartan.

Una pregunta razonable para aquellos que sugieren no hay evidencia arqueológica alguna para el libro de mormón, seria esta: “¿Que evidencia arqueológica puede ser considerada la mínima prueba irrefutable necesaria para convencer de la autenticidad de la escritura nefita a un mundo no creyente?”

Algunos pueden sugerir que verificar la existencia de caballos o carruajes seria prueba del libro de mormón. Un criterio ambiguo. Encontrar tales cosas solo demostraría que dichas cosas existieron en el antiguo nuevo mundo, y mientras que estos descubrimientos pueden ser consistentes con el libro de mormón, apenas constituyen una “prueba”.

Como ejemplo, el libro de mormón menciona la cebada que, hasta hace poco, se pensaba que no existía en la América antigua.
Los críticos consideraban la cebada como una de las cosas en las que “José Smith estaba equivocado”.
Sin embargo, una cebada precolombina del nuevo mundo hoy día ha sido verificada, y las personas no se unen de a montón por este descubrimiento.

Para los críticos, al encontrar estas cosas las consideran con bastante frecuencia como “aciertos fortuitos” por parte de José Smith.

El libro de mormón hace mención de ciudades, comercio, guerra, torres, y el uso de corazas – todo lo cual existió en la América antigua – y a pesar de la existencia de todo esto los críticos no se han convencido de que el libro de mormón es un autentico texto antiguo.

¿COMO DISTINGUIRÍA UN ARQUEÓLOGO LA VASIJA DE UN CRISTIANO DE AQUELLA DE UN NO CRISTIANO?

La evidencia física no provee mucha información a menos que sea colocada dentro de un contexto.

Cuando examinan evidencia antigua los arqueólogos trabajan con un registro muy fragmentario o parcial. En general, ellos encuentran evidencia física, pero dicha evidencia no brinda mucha información en si a menos que haya un contexto – un marco mediante el cual puede ser entendida.
Por ejemplo, si un arqueólogo encuentra una vasija (o, lo más probable, un fragmento de una vasija), esto provee poca evidencia sobre la civilización que creo o uso la vasija.
Las pistas contextuales – tales como otros artefactos desenterrados cerca de la vasija – pueden brindar algunos indicios en cuanto a el periodo de tiempo en el cual la vasija se uso por última vez, pero definitivamente no aporta evidencia concluyente en cuanto a cómo era la civilización, o los individuos de esa civilización.

Los críticos, por ejemplo, algunas veces ridiculizan la idea de que los Nefitas fueron, la mayor parte de su historia, “Cristianos”.
Al parecer de los críticos, debería haber restos arqueológicos que indiquen una presencia cristiana en el antiguo nuevo mundo.
  • ¿Cómo, en términos exactos, distinguiría un arqueólogo la vasija de un cristiano de aquella de un no cristiano?
  • ¿Cómo luciría la vasija de un cristiano?

Uno también debe recordar que, de acuerdo al libro de mormón, los “cristianos” del nuevo mundo eran una minoría perseguida que fue borrada hace más de 1,500 años.
Francamente ¿cuánta evidencia arqueológica se esperaría que haya sobrevivido los siglos transcurridos?

Para los arqueólogos, las pistas contextuales más fuertes llegan de la escritura o las inscripciones que a veces se encuentran en la evidencia física.
Estas son de dos tipos generales: epigráficas e iconográficas.
La evidencia epigráfica consiste de un relato escrito, como este texto que están leyendo, mientras que la evidencia iconográfica consiste de imágenes, o iconos.
Por ejemplo, la palabra “cruz” es epigráfica, pero una imagen de una cruz es iconográfica.

La evidencia epigráfica, siempre y cuando pueda traducirse, brinda un registro de lo que la gente pensaba o hizo.
La evidencia iconográfica es mucho más simbólica y su interpretación depende del contexto en el cual la imagen es usada.

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