La masonería, una hermandad incompleta
-TRADUCIDO Y EDITADO de Fair Mormon, sujeto a revisiones y/o actualizaciones posteriores.
LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSÉ SMITH, “oh señor, mi dios!” ¿FUERON DIRIGIDAS HACIA FRANCMASONES?
Antes de iniciar. Respondo dos cuestiones de modo breve y preciso. Las cuales expandiré y aclare en futuras publicaciones:
1
¿Los mormones se originaron de la francmasonería o masonería?
Al estudiar las escrituras y la historia, y verificar los hechos relacionados a la restauración de la iglesia de Jesucristo, uno NO puede llegar a tal conclusión.
No se debe investigar en Taringa ni en cualquier sitio “copia y pega” que hay en abundancia en la internet.
Y serviría también saber sobre la francmasonería, porque la pregunta se origina, en parte, por desconocer sobre ello:
Si hay fuentes más confiables, se las hare saber.
2
¿Era José Smith (hijo), un francmasón?
Si, el Profeta José Smith fue un francmasón durante un corto tiempo, posterior a hechos clave de la Restauración.
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“Siempre ha sido bastante dicho, y creído en gran medida, que los misterios de la Casa de Investiduras solo eran un tipo de iniciación… perteneciente a los ritos de la francmasonería; Pero no hace falta decir que esta declaración al ser examinada a la luz de los hechos, es totalmente infundada y ridícula.”---Fanny Stenhouse, Autor Anti-Mormón del siglo 19
No he sabido de ningún discurso de José Smith cuyo tema haya sido la masonería o francmasonería.
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¿FUERON LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JOSÉ SMITH, “OH SEÑOR, MI DIOS!” UNA EXCLAMACIÓN DE AUXILIO O MISERICORDIA DIRIGIDA HACIA FRANCMASONES ENTRE LA TURBA QUE ATACO LA CÁRCEL DE CARTHAGE?
De acuerdo a los relatos tanto de John Taylor como de Willard Richards---los dos testigos oculares que sobrevivieron el ataque de la turba en la cárcel de Carthage--- las últimas palabras de José Smith fueron “Oh Señor, mi Dios!”.
El relato registrado en el libro oficial “Historia de la Iglesia” nos informa que:
José, viendo que no era nada seguro estar en el cuarto, y sin duda pensando que salvaría las vidas de sus hermanos que estaban con él en la habitación si tan solo pudiese salir, se giro tranquilamente de la puerta, soltó su pistola al piso y se dispuso con apuro hacia la ventana cuando dos balas disparadas desde la puerta le perforaron, y una entro por su pectoral derecho desde el exterior, y cayó hacia afuera en las manos de sus asesinos, exclamando. “Oh Señor, mi Dios!”.
John Taylor reporto:
A Hyrum le dispararon primero y cayo tranquilamente, exclamando: Soy un hombre muerto! José salto de la ventana, y fue muerto a tiros en el intento, exclamando: Oh Señor mi Dios! Luego que fueron muertos les dispararon de nuevo, de una manera brutal, al final recibieron cuatro balas cada uno. (D y C 135: 1)
El testimonio de Willard Richards fue que:
Dos balas perforaron a José, disparadas desde la puerta, y una entro en su pectoral derecho por el frente, y cayó hacia afuera, exclamando, “Oh Señor, mi Dios!” cuando sus pies salieron de la ventana mi cabeza entro en ella (las paredes de ladrillo eran gruesas y por ende la ventana profunda), las balas silbaban por todos lados. Cayó sobre su costado izquierdo, hombre muerto.
AQUELLOS QUE CONOCÍAN A JOSE SMITH CREÍAN QUE ESTE ERA UN ESFUERZO PARA SALVAR SU VIDA Y LA VIDA DE SUS AMIGOS MEDIANTE UN LLAMADO A LOS POSIBLES FRANCMASONES ENTRE LA TURBA
Aquellos que conocían a José Smith creían que su uso de la frase “Oh Señor, mi Dios!” era un esfuerzo para salvar su vida y la vida de sus amigos haciendo un llamado a los posibles francmasones en la turba. (José y los otros mormones en la cárcel eran francmasones. El mismo José fue iniciado el 15 de marzo de 1842.)
Entre la fraternidad de los francmasones, existe lo que se conoce como La Sublime Demostración De Sufrimiento Que Llama Apremiante: “Oh Señor, mi Dios, ¿no hay ayuda para el hijo de la viuda?”
De acuerdo al código masónico, cualquier francmasón que oye a otro francmasón pronunciar esta sublime demostración que llama apremiante debe ir a socorrerlo.
La mayoría de los hombres adultos del condado de Hancock, Illimois, eran francmasones, y habían francmasones en la turba que ataco la cárcel.
Si José estaba intentando invocar la sublime demostración de sufrimiento que llama apremiante, ellos habrían estado obligados a cesar su ataque y defender a José, Hyrum, John Taylor, y Willard Richards.
John Taylor, un maestro francmasón, escribió:
Estos dos hombres inocentes [José y Hyrum] fueron confinados en la cárcel por un crimen pretendido, privados de cualquier tipo de armas para defenderse: Tenían la fe jurada del estado de Illinois, por el gobernador Ford, para su protección, y luego les dispararon hasta la muerte, aunque, con manos levantadas dieron tales demostraciones de sufrimiento como lo habría requerido la intervención y la benevolencia de Salvajes o Paganos. Eran masones de buena reputación. ¡Vosotros hermanos de “el grupo místico” [Francmasonería], que pensáis! ¿donde están nuestros buenos Maestros José y Hyrum? ¿Existe nación pagana, barbará, o salvaje sobre este mundo que no sea conmovida por este importante acontecimiento, como los arboles del bosque son agitados por un poderoso viento? La ultima exclamación de José fue “Oh Señor, mi Dios!”
Si uno de estos asesinos, uno de sus instigadores o cómplices antes o después del hecho, permanece sobre la tierra, sin ser sometido a la ley, ¿cuánto vale la vida, y cuál es el beneficio de las leyes? Y más que nada, ¿para qué sirven las instituciones que hasta los salvajes honrarían, en donde seres civilizados asesinan sin causa o provocación?
De acuerdo con Herber C. Kimball:
Los francmasones, según se dice, hasta estaban entre la turba que asesino a José y Hyrum en la cárcel de Carthage. José, saltando de la fatal ventana, dio la demostración francmasónica de sufrimiento. La repuesta fue el rugir de los mosquetes de sus asesinos.
Zina D. H. Young escribió lo siguiente en 1878:
Soy la hija de un Maestro francmasón [Herber C. Kimball]! Soy la viuda de un Maestro francmasón [José Smith] quien, cuando estaba saltando de la ventana de la cárcel de Carthage perforado por balas, efectuó la demostración francmasónica de sufrimiento; pero… aquellas muestras no fueron atendidas.
Dado todo lo anterior, parece que al menos unas personas quienes conocían a José Smith creían que sus últimas palabras son el ruego francmasónico de sufrimiento.
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