José Smith y sus documentos: Una introducción - Parte 3


TRADUCIDO Y EDITADO de El Proyecto de los Documentos de José Smith, sujeto a revisiones y/o actualizaciones posteriores.

-TERCERA PARTE


El libro de mormón

En marzo de 1830, José Smith publicó el libro de mormón de 584 páginas, un primer paso inusual para dedicarse a ser ministro del evangelio. La trayectoria religiosa de nadie más en la época de Smith comenzaba de esta manera. Otros de su misma generación postulaban visiones, pero ni uno publicó una "traducción" o escribió una Biblia complementaria. Charles G. Finney, un aprendiz de abogado en Adams, Nueva York, argumentó haber tenido una visión de Cristo al sucederse su conversión de 1821, pero Finney inmediatamente pasó a predicar; y llegó a ser el predicador evangélico más influencial de su generación. Otros reformadores religiosos que empezaban a destacar hicieron lo mismo, yendo de visionario a predicador. José Smith, en vez de allegarse al mundo mediante sermones, se presentó en el escenario religioso al traducir un libro grueso que consistía de registros antiguos. Aunque él mismo era virtualmente alguien no letrado, él instintivamente percibió la brillantes en expansión del ámbito de la imprenta para esparcir conocimientos religiosos.

La publicación del libro de mormón arrastró a José Smith en controversia instantánea. Incluso antes que el libro se publicará, sus vecinos de Palmyra prometieron no comprarlo, esperando desalentar a los impresores de aceptar imprimirlo. Los residentes de Palmyra consideraban que el libro era un esquema de engaño a los crédulos. Un fulano posteriormente dijo que Smith había puesto arena blanca en su blusón y que dijo a su familia que ello eran las planchas de oro. La negativa de Smith a mostrar las planchas a los curiosos peticionadores fomento dichas especulaciones. Aunque nunca pudo apaciguar a los críticos, él sí ofrecía respuestas a sus preguntas en cuanto a las planchas. 11 de sus amigos y familiares dijeron que ellos vieron las planchas y consintieron dar sus testimonios para estar impresos al final del libro de mormón.

A la vez que sus orígenes, también el libro en sí se objeciono. Algunos de los primeros lectores estaban cautivados. Un converso, Parley P. Pratt, dijo posterior a obtener una copia, "yo leí todo el día; comer me fastidiada, no tenía deseo alguno por comida; dormir no me era atractivo llegada la noche, pues prefería leer que dormir". Otros eran más escépticos. El teólogo bautista reformado Alexander Campbell hipotizo que Smith para producir el texto amalgamo datos y fragmentos de la marea de carga cultural habida en Palmyra. Campbell escribió, "esté profeta Smith, a través de sus lentes de piedra, escribió en las planchas de nefi, de su libro de mormón, toda equivocación y casi toda verdad tratada en Nueva York durante los últimos 10 años". Campbell tenía en mente los sermones, las profecías, y los discursos doctrinales en el libro, sin embargo su explicación no lidiaba con la amplia narrativa en la que  dichos pasajes de religion se conjugan.

El libro de mormón es una elaborada y milenaria historia de una civilización que floreció y luego colapso más de 1400 años antes de que José Smith publicase el libro. Con su envergadura monumental, el libro de mormón fielmente se asemeja a la Biblia. Los primeros boletines hostiles prontamente lo tildaron "la Biblia de oro", en parte porque daba ecos del expresar inglés característico de la Biblia del Rey Santiago. El texto empieza con la vida de dos familias israelitas de Jerusalén por allá del 600 antes de Cristo y termina con la destrucción de la civilización suya por allá del 421 después de Cristo. El texto se divide en "libros" titulados en base a los profetas, similar a los libros profeticos de la Biblia, y cuenta las historias de sin fin de intervenciones que tuvo Dios en los asuntos de la humanidad. Como una reinstanciación del nuevo testamento, Cristo se aparece a estas personas luego de su resurrección y proclama el evangelio cristiano. Aún cuando muchos escritores de Nueva Inglaterra de la generación de Smith trataron de producir escritos tipo escrituras, el historiador literario Lawrence Buell notó que ninguno tuvo éxito en lograr más qué unos pocos fragmentos de poesía inspirada. "La próxima Biblia permanecía sin lograr escribirse", dice él, "a excepción de que uno sepa del libro de mormón".

Aunque es como la Biblia en muchos aspectos, el libro de mormón no es una copia. Este presenta cantidad de personajes únicos y narra decenas de nuevas historias acerca del desafío para lograr una sociedad justa. El relato, que tiene lugar principalmente en el hemisferio occidental, a dónde las familias migrantes llegaron por barco, plantea una economía, una cultura, un sistema político, un brazo militar, y una iglesia. La complejidad de la historia y del panorama hace difícil sostener la hipótesis de qué libro de mormón simplemente imita La Biblia o que, como Campbell argumentó, el iletrado José Smith recurrió a fragmentos teológicos y de la política que se sabian controvertidos para pasar a armar el libro. Tomando en cuenta que Smith dictó la grosura del libro en menos de tres meses, representa quizá el más asombroso ejemplo de genio espontáneo a lo largo de toda la historia americana.

Para explicar la complejidad de la narrativa, los críticos no tardaron en hipotizar la existencia de un otro autor. En 1834, Eber Howe, un editor de periódicos publicando desde Painesville, Ohio, cerca al cuartel mormón de Kirtland, argumento que el libro de mormón fue derivado de la obra de Solomon Spalding (o Spaulding), un graduado de Dartmouth, para entonces fallecido, que se había fascinado con la historia de los indios americanos.

Spaulding había escrito una aventura que trataba de un legado o embajador romano asignado a Gran Bretaña pero que náufrago hasta la costa de Norteamérica y vivió entre los habitantes nativos por varios años. No obstante que el manuscrito de Spalding no vio publicación, los amigos de este creían recordar personajes parecidos a los del libro de mormón. Howe espéculo que el compañero estudiado de José Smith, Sidney Rigdon, había ojeado el manuscrito de Spalding, lo había transformado en lo que era el libro de mormón, y por alguna razón o de alguna manera se lo adjudicaba/desclasificaba a Smith.

La teoría se desplomó cuando el manuscrito de Spalding fue descubierto en los 1880s y se constató una muy vaga similitud al libro de mormón. Josiah Quincy, el brahmana de Boston que visitó a José Smith en Nauvoo, Illinois, en 1844 y que posteriormente leyó a Spalding, no vio ninguna similitud entre la "aventura tediosa" de Spalding y el libro de mormón. En años recientes, la nata de la opinión erudita no mormona se ha reenfocado en la teoría de Campbell de que un ingenioso Smith escribió el libro él mismo.

El debate acerca del origen del libro de mormón ha desestimado hasta cierto grado la naturaleza del texto en sí. Los críticos se han ocupado impetuosamente en aterrizar o desarticular la autenticidad histórica del libro por lo que las cualidades literarias y teológicas en comparación se han obviado. La enciclopedia de  prestigio "La historia de la literatura americana, por Cambridge" prácticamente ni habla del libro. Pero incluso con el primer vistazo, se hace evidente que el libro de mormón es primero y antes que nada una obra de devoción asingular, en lo absoluto simple. Mucho antes de que Jesús nazca, Cristo ya figura en sermones y visiones. Pasaje tras pasaje impera en la predica la conmoción. Jacob, hijo del patriarca dentro de la primera familia, exhorta a su sociedad para que crean:

Por tanto, amados hermanos míos, os suplico con palabras solemnes que os arrepintáis y vengáis con íntegro propósito de corazón, y os alleguéis a Dios como él se allega a vosotros... ¿Rechazaréis las palabras de los profetas; y rechazaréis todas las palabras que se han hablado en cuanto a Cristo, después que tantos han hablado acerca de él?

El suplicar, exhortar, y el asegurar fue constante inclusive llegado el profeta del final, Moroni, quien cuatro siglos después del nacimiento de Cristo escribía:

Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y amáis a Dios con todo vuestro poder, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis perfectos en Cristo.

El texto esta saturado de fe en Cristo, un aspecto de la intención cristiana de Smith ocasionalmente evitado por parte de los biógrafos qué prefieren los episodios de mayor morbo en su vida.

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